Este movimiento telúrico -con probable epicentro entre las actuales localidades de San Marcos y Santo Tomás- echa por tierra a la primera iglesia mayor o parroquial de la ciudad, erigida entre 1546 y 1551 con gruesas maderas, adobes y tejas.
Aunque solo hubo tres personas muertas, la gravedad de los daños hace que el rey español Felipe II emita una cédula real para suministrarle ayuda a la destruida localidad, documento que es firmado en Madrid, el 18 de noviembre de 1576.
Entre dos y tres mil ducados es calculado el valor de cada una de las casas de los vecinos principales, las cuales estaban construidas de calicanto, adobe, ladrillo y tejas.
Aunque la mortandad solo alcanza a trece personas -entre ellas, el cura párroco Francisco Ramos-, los lugareños quedan sumidos en la pobreza y el desánimo, por lo que la reconstrucción empieza hasta siete años más tarde.
de conmoción (epicentro) es situado en las alturas de Texacuangos, en los alrededores del Lago de Ilopango.
El inquieto educador viroleño José María Cáceres sitúa el foco de conmoción a media legua al sureste de San Jacinto, en la cadena situada al sur de San Marcos. La magnitud probable es calculada en 6.6 grados Richter. Tan destructivo suceso es captado para la historia por los dibujos y escritos parisienses del andariego Arnold Boscowitz, al igual que por los estudios científicos del viajero alemán Moritz Wagner. Debido a la ruina total de la ciudad, el general y presidente José María San Martín ordena el traslado del gobierno a Soyapango y después a Cojutepeque &endash;que cumple su papel como capital desde el 17 de abril de 1854 hasta el 28 de junio de 1858-, la movilización de la Universidad Nacional y del Colegio de La Asunción a San Vicente -donde permanecerán del 13 de agosto de 1854 al 2 de diciembre de 1858- y la fundación de Nueva San Salvador, en la llanura de la hacienda Santa Tecla (25 de diciembre de 1854). |
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El terremoto del16 de abril de 1854, dibujado por el viajero polaco-francés Arnold Boscowitz. |
Sin embargo, a las dos de la mañana del 19 de marzo de 1873, un primer gran movimiento de la tierra, acompañado de retumbos, alerta a los habitantes capitalinos, los que seis minutos más tarde abandonan sus viviendas. Este hecho impide mayor mortandad cuando, a las 2:10 a.m., sobrevienen una fuerte detonación subterránea y un violento megasismo vertical, oscilatorio y ondulatorio echa por el suelo, en menos de cinco segundos, a la antigua San Salvador, de la que solo queda en pie una quincena de estructuras públicas y privadas, estremecidas por una réplica del sismo tres horas más tarde. Al trasmonte del cerro de San Jacinto, aparece una luz rojo-violeta, emitida en ráfagas intermitentes, y se percibe un olor sulfuroso sofocante. El foco de conmoción es ubicado por la comisión científica gubernamental -compuesta por el general belga André van Severen y el profesor Luciano Platt-, en las alturas de Texacuangos, sobre los bordes lacustres de Ilopango. |
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El convento e iglesia de Santo Domingo (ahora Catedral de San Salvador) aparece destruido por el terremoto del 19 de marzo de 1873. Al frente, el Parque Central, hoy llamado Parque Barrios. |
El 19 de marzo era
el día del Señor San José,
patrono de la Compañía de
Jesús, en cuya residencia confiscada el
gobierno de la república había
establecido el cuartel número uno de
infantería. No era raro, pues, que aquellos
capitalinos, que habían preparado con
antelación los festejos litúrgicos
correspondientes en los templos de Santa
Lucía y La Merced, vieran en el Gran
Terremoto una intervención sobrehumana,
desde cuyas manos se dejaba caer un castigo divino
sobre una población sacrílega y
secularizada. Así, entre la subida de casi un metro en el nivel del lago de Ilopango, gritos agónicos, nubes de polvo, grandes cantidades de menudos escombros, incendios y confesiones públicas individuales &endash;hay que recordar que las gentes, presas del pánico, gritaban sus pecados postradas de hinojos en las calles, para no morir inconfesas-, los últimos vestigios de la San Salvador colonial pasaban a la historia. Según refiere José María Huezo en sus Reminiscencias históricas (1856-1913), "el parque y las calles quedaron [llenos] de mercaderías y otros objetos amontonados, que obstruían el tránsito" por aquella ciudad desolada y humeante, en la que "no se veían más que semblantes despavoridos, polvosos y jadeantes, que de vez en cuando pasaban por las calles contemplando la horrorosa calamidad en que dejó la capital el terremoto". |
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El Gran Hotel de Europa, de la familia Lardé (después Edificio Dueñas y ahora Cafetería Don Arce), destruido por el terremoto del 19 de marzo de 1873. |
La destrucción material de la ciudad es rescatada del olvido por la magia de las fotografías de Armand Harcq -director de su propia Academia de Bellas Artes- y la pluma artística de W. R. Kennedy, capitán de la fragata inglesa Reindeer, fondeada en el puerto de La Unión y que, tras el suceso telúrico, es destacada al muelle de La Libertad, adonde llega el día 21.
Sentido hasta en la localidad hondureña de Gracias, este megasismo también causa graves estragos en poblaciones nacionales como San Jacinto, San Marcos, Santo Tomás, Santiago Texacuangos, Olocuilta, Mejicanos, Ayutuxtepeque, San Sebastián, Aculhuaca, Cuscatancingo, Apopa, Soyapango, Tonacatepeque, San Martín y Santa Tecla.
Pese a que fue imposible saber el número exacto de personas heridas y de víctimas mortales, esta última cifra rondó las 400 personas.
El profesor e investigador científico Jorge Lardé y Arthés realiza varios estudios y observaciones relacionados con este fenómeno, los que plasma en su opúsculo El terremoto del 6 de septiembre de 1915 y los demás terremotos de El Salvador.
Con epicentro fijado en 13,90 LN y 89,60 LO y a una profundidad de 60 kilómetros, este evento terrestre fue estimado, en 1980, en 7,7 grados de magnitud y una intensidad máxima de VIII-IX Mercalli.
Dos vistas del Teatro Colón, en el costado oriental del Parque Bolívar (hoy llamado Parque Barrios), destruido por un incendio causado por el terremoto del 7 de junio de 1917. |
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Calculados
posteriormente con magnitudes de 6,7 y 5,4 grados
Richter e intensidades máximas de VIII
grados Mercalli, su culminación la tienen en
la erupción del cráter secundario de
Los Chintos y en la evaporación de la laguna
del Boquerón, ambos localizados en el
volcán de San Salvador. El poeta y viajero colombiano Porfirio Barba-Jacob &endash;que en ese momento se llamaba Ricardo Arenales- escribe su testimonio novelado El terremoto de San Salvador, el cual difunde mediante las páginas del Diario del Salvador, periódico de Román Mayorga Rivas en el que aquel oriundo de Santa María de Osos trabaja como redactor. Con pérdidas humanas calculadas en 1050 personas, a las que se une una cantidad indeterminada de heridos, los daños materiales evidencian que de cerca de las 9000 casas componentes de la ciudad capital, solo 200 quedaron intactas. De los edificios nacionales, no sufren daños el Palacio y Teatro Nacionales, aunque sí resultan arruinados la Escuela de Medicina, la Escuela Normal de Maestros (aún en construcción), la Central de Correos y Telégrafos, el Hospicio de Huérfanos, la Catedral y demás templos, la Universidad, la Escuela Politécnica, el Palacio del Tesoro, el Municipal, los mercados, la Imprenta Nacional, la Penitenciaría, la Casa Blanca, la Logia Masónica, la Residencia Presidencial, los cuarteles, el Manicomio, los bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola, los teatros Principal, Colón y Variedades, etc. |
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El terremoto del 7 de junio de 1917 semidestruyó el Monumento a La Libertad, situado en el centro del Parque Dueñas (ahora Parque Libertad). |
Fijado el epicentro en 13,69 LN y 89,69 LO y a una profundidad de 10 kilómetros, en 1993 se consideró que su magnitud pudo haber alcanzado los 5,9 grados Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados en la escala Mercalli modificada. |
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Después del terremoto volcánico del 7 de junio de 1917, un damnificado aparece frente al Palacio Nacional de San Salvador. |
En aquella ciudad de 25 mil habitantes, las calles se llenan de escombros y los parques Cañas y San José van acogiendo, poco a poco, a los cuerpos de las personas fallecidas, extraídos de entre los restos inmuebles, estremecidos por más de cien réplicas y movimientos menores, casi todos originados en una zona triangular formada por el cerro de Santa Catarina, el cráter de Olla de Caldera y el cerro del Tecomal
Según cálculos oficiales y de la Cruz Roja, los fallecidos fueron poco más de 200 -algunos atrapados bajo los escombros del cine, donde habían acudido para ver El mujeriego, película protagonizada por James Cagney-, tres mil los damnificados que fueron movilizados hacia la capital, más de 400 los internados en el Hospital Rosales y la casi total destrucción de los edificios y residencias, con pérdidas calculadas en poco más de cinco millones de colones.
Con epicentro fijado en 13,72 LN y 88,93 LO y a una profundidad focal de 10 kilómetros, su magnitud fue calculada en 1980 en 6,1 Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados en la escala Mercalli modificada.
El Comité General Ejecutivo Prodamnificados traslada y da protección en San Salvador a más de diez mil personas de las 25,000 afectadas por esta tragedia. El movimiento telúrico fue precedido por una serie de sismos, que dio inicio el 24 de marzo de 1951, a las 2: 53 de la tarde, con origen en la región volcánica usuluteco-migueleña. El epicentro del temblor principal &endash;calculado entre 6,0 y 6,2 grados de magnitud en sus ondas de superficie- fue situado en una falla localizada a 140 kilómetros al sur de las costas del departamento de La Paz, en el lecho del Océano Pacífico, a una profundidad focal de 10 kilómetros. Diez días después de la tragedia, una mujer fue extraída con vida de entre los escombros de Jucuapa. Fue trasladada y atendida en el Hospital San Juan de Dios, de la ciudad de San Miguel. |
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Varias personas rescatan cadáveres después del megasismo que destruyó Jucuapa y Chinameca, el 6 de mao de 1951. |
En el área metropolitana de la capital, deja 15 kilómetros de destrucción, 110 muertos, medio millar de heridos, 50 mil personas sin hogar, 53 millones de colones en daños, algunos tan graves que urgen la demolición de la Penitenciaría Central y de la Fuerza Aérea.
Otras estructuras públicas y privadas &endash;como el Centro Judicial "Isidro Menéndez" y la Cárcel de Mujeres- quedan dañadas en forma parcial, pero los dueños de una de ellas ignoran la orden de desahucio. Solo remodelan y pintan al Edificio Rubén Darío, cuyas paredes lucen cruzadas por grandes grietas y fisuras.
Con epicentro situado en el área metropolitana de San Salvador, a 13,70 LN y 89,17 LO y a una profundidad focal de 10-15 kilómetros, este macrosismo fue antecedido por más de 600 sismos diarios, registrados por los aparatos especializados entre febrero y mayo de ese mismo año.
Causa graves daños en ciudades y monumentos nacionales de cinco departamentos (San Salvador, La Libertad, La Paz, Sonsonate y Ahuachapán), pero en especial en estructuras de bajareque y adobe de la localidad de Comasagua, que es afectada de tal manera que varias casas son reducidas a escombros.
Mueren nueve personas, 96 resultan heridas y cinco mil son declaradas como damnificadas, las cuales viven momentos de zozobra a causa de las 90 réplicas &endash;de entre 2 y 4.5 grados- que se suceden en los siete días siguientes.
Como resultado, una poderosa onda en forma de ola recorre la capital entera. La devastación y mortandad se centran en los barrios de Santa Anita, San Jacinto, La Vega, San Esteban, El Carmen y Candelaria, al igual que en los Planes de Renderos &endash;donde el fenómeno llegó a alcanzar los 9,0 grados Richter-, Ciudad Delgado y Santa Clara.
Un deslizamiento de tierra blanca sepulta unas 200 casas y causa 100 muertos en la colonia Santa Marta, al sur de la ciudad capital. Pero no es el único derrumbe ocurrido a raíz de ese evento sísmico, que también provoca más deslizamientos menores en diversos puntos (barrancas, taludes de cerros, cortes para carreteras, etc.) de la ciudad capital y en las cercanías del Lago de Ilopango.
La destrucción también es evidente en edificios privados como el Gran Hotel San Salvador y los centros comerciales "Rubén Darío" y "Dueñas"; en locales ministeriales como los de Trabajo, Educación-Biblioteca Nacional y Agricultura y Ganadería; en centros educativos como el Colegio Guadalupano y la Escuela "Joaquín Rodezno", en hospitales como el de Niños "Banjamín Bloom" y en monumentos simbólicos, como la efigie del Salvador del Mundo, situado en el centro de la Plaza de las Américas.
Las cifras oficiales llegan a más de 1500 fallecidos, un centenar de desaparecidos, 10 mil heridos de diversas gravedades y otros 15 mil sin hogar y trabajo, al quedar dañados más de sesenta mil viviendas y tres mil negocios entre grandes, medianos y pequeños.
La ayuda internacional es inmediata. Brigadas de rescate de México y Brasil llegan para apoyar las labores de extracción de las víctimas del Darío y de otros edificios. En la ciudad, pronto escasean los alimentos, los mercados están cerrados y la banca estatizada no abre sus puertas para que los ahorrantes puedan tener acceso a sus recursos monetarios.
Desde el momento del temblor hasta el miércoles 26 de noviembre de 1986, los sismógrafos nacionales registran un total de 2508 sismos más, casi todos imperceptibles para la población. Sin embargo, aún el 22 de diciembre se continuaba el trabajo de vigilancia y registro de la actividad sísmica originada en las fallas generadoras del siniestro.
Como resultado, hay nueve personas heridas &endash;cuatro menores de edad-, 130 casas de diversos sistemas constructivos dañadas -17 destruidas por completo, 75 con daños graves y 59 con daños leves- y 200 personas evacuadas.
Aunque la destrucción es más evidente en casas y edificios públicos construidos de adobe o bajareque, la mayor mortandad se centra en la zona residencial La Colina, construida al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cae sobre cientos de casas y soterra a casi medio millar de personas. Con un aporte de 2,6 millones de dólares, proporcionado por el gobierno de la República de China (Taiwán), en el futuro en dicho lugar será construido un parque memorial en homenaje a las víctimas.
Los desprendimientos de millones de metros cúbicos de tierra y piedra sepultan los tramos de la Carretera Panamericana que conducen al occidente y oriente del país, a la altura de Los Chorros y de la curva de La Leona, respectivamente, donde también quedan soterradas varias personas. En total, el país sufre 16120 derrumbes, los que causan diversos grados de destrucción.
La ayuda nacional e internacional se hace presente casi de inmediato en los lugares de mayor desastre, mediante 843 integrantes de equipos médicos y de rescate, dinero en efectivo y 2589 toneladas de diversos tipos de alimentos y materiales, contabilizadas hasta el domingo 11 de febrero.
Con la llegada de los primeros embarques, pronto surgen en los albergues disputas por el control político de la ayuda nacional e internacional, que pasa de ser centralizada y canalizada por el Comité de Emergencia Nacional (COEN) y la Comisión Nacional de Solidaridad (CONASOL) a control de los concejos y entidades municipales.
Con titubeos y contradicciones, las cifras oficiales -actualizadas hasta el 9 de febrero- cuantifican la tragedia humana en 844 fallecidos, 193 soterrados, 125 desaparecidos, 4723 heridos, 1329806 damnificados, 68777 evacuaciones, 32000 micro y pequeñas empresas destruidas, 39000 personas desempleadas y 24000 pescadores artesanales, afectados por la ausencia de cardúmenes en las costas salvadoreñas.
Por su parte, la destrucción material es estimada en 278546 viviendas, 1385 escuelas &endash;109 destruidas por completo-, 1155 edificios públicos, 393 templos, 106 hospitales y centros públicos de salud, 16 penitenciarías, 41 instalaciones militares, la cuarta parte de los 2000 kilómetros de carreteras pavimentadas y 98 monumentos nacionales. Las necesidades económicas para la reconstrucción son calculadas en 1500 millones de dólares.
Hasta las 8:00 horas del martes 13 de febrero, los sismos secuela &endash;de entre 2.5 y 5.1 grados Richter- alcanzan un total de 3502.
El epicentro es localizado en el Océano Pacífico, a 100 kilómetros al suroeste de la ciudad de San Miguel y a una profundidad focal estimada de 39 kilómetros. Se considera que el evento es de carácter tectónico, originado por el acoplamiento de las placas del Caribe y Cocos, con fractura interna de esta última.
Aunque la destrucción es más evidente en casas y edificios públicos construidos de adobe o bajareque, la mayor mortandad se centra en la zona residencial La Colina, construida al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cae sobre cientos de casas y soterra a casi medio millar de personas. Con un aporte de 2,6 millones de dólares, proporcionado por el gobierno de la República de China (Taiwán), en el futuro en dicho lugar será construido un parque memorial en homenaje a las víctimas.
Los desprendimientos de millones de metros cúbicos de tierra y piedra sepultan los tramos de la Carretera Panamericana que conducen al occidente y oriente del país, a la altura de Los Chorros y de la curva de La Leona, respectivamente, donde también quedan soterradas varias personas. En total, el país sufre 445 derrumbes, los que causan diversos grados de destrucción.
La ayuda nacional e internacional se hace presente casi de inmediato en los lugares de mayor desastre, mediante 843 integrantes de equipos médicos y de rescate, dinero en efectivo y 2589 toneladas de diversos tipos de alimentos y materiales, contabilizadas hasta el domingo 11 de febrero.
Con la llegada de los primeros embarques, pronto surgen en los albergues disputas por el control político de la ayuda nacional e internacional, que pasa de ser centralizada y canalizada por el Comité de Emergencia Nacional (COEN) y la Comisión Nacional de Solidaridad (CONASOL) a control de los concejos y entidades municipales.
Con titubeos y contradicciones, las cifras oficiales -actualizadas hasta el último día de febrero- cuantifican la tragedia humana en 944 fallecidos, 193 soterrados, 125 desaparecidos, 5565 heridos, 1364160 damnificados, 68777 evacuaciones, 39000 personas desempleadas y 24000 pescadores artesanales, afectados por la ausencia de cardúmenes en las costas salvadoreñas.
Por su parte, la destrucción material es estimada en 277953 viviendas (más 688 soterradas), 32000 micro y pequeñas empresas destruidas, 1385 escuelas &endash;109 destruidas por completo-, 1155 edificios públicos, 405 templos, 94 hospitales y centros públicos de salud, 16 penitenciarías, 43 muelles, 41 instalaciones militares, la cuarta parte de los 2000 kilómetros de carreteras pavimentadas y 98 monumentos nacionales.
Una misión de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estima los daños materiales directos e indirectos en 1,255.4 millones de dólares, de los cuales 823 millones (66%) corresponden al sector privado. Para este mismo organismo de la ONU, las necesidades económicas para la reconstrucción son calculadas en 1,492.6 millones de dólares, los que deberán ser invertidos en los próximos cinco años.
Hasta las 08:00 horas del martes 13 de febrero, los sismos secuela &endash;de entre 2.5 y 5.1 grados Richter- alcanzan un total de 3502.
El epicentro es localizado en una falla local de San Pedro Nonualco, a 30 kilómetros de San Salvador, situada a una profundidad focal de entre 8,2 y 13 kilómetros.
La destrucción abarca entre el 50 y el 95 por ciento de las viviendas de la ciudad de San Vicente, Cojutepeque, Paraíso de Osorio, Candelaria, Verapaz, San Emigdio, San Juan Tepezontes, San Miguel Tepezontes, Guadalupe y los cantones Santa Cruz Analquito y Miraflores abajo. Además, se reportan daños en viviendas de la ciudad de Chalatenango, una iglesia de Apopa y en el muelle artesanal del puerto de La Libertad.
Los cómputos preliminares arrojan un saldo de 315 personas fallecidas, 92 desaparecidas o soterradas, 3399 lesionadas y 252,622 damnificadas. Muchas de ellas residían en las localidades devastadas, al igual que en San Pedro Perulapán, San Cayetano Istepeque, Santa Cruz Michapa, Zacatecoluca, San Martín, San Rafael Cedros, cantón La Flor de San Martín y Candelaria, localidad esta última en la que perecen varios párvulos y su profesora, al quedar soterrados por su centro educativo.
Un número de 71 derrumbes de diversas consideraciones es reportado en los volcanes de Santa Ana y San Vicente, la Cordillera del Bálsamo, los cerros de San Jacinto y Las Pavas, carreteras hacia Santa Ana y San Francisco Chinameca y los kilómetros 45-49 y 51-53 de la Carretera Panamericana.
Entre otros daños materiales, se reporta gravedad o destrucción total en 57008 viviendas, 82 edificios públicos, 73 iglesias, 111 escuelas y 41 hospitales y unidades de salud. A raíz de este nuevo movimiento terráqueo, el inicio del año escolar sufre nuevos retrasos en casi todo el territorio nacional.
Unidos con los cómputos de los daños causados por el sismo del 13 de enero, el país sufre pérdidas estimadas en 1603.8 millones de dólares, los que equivalen al 12.1 % del producto interno bruto (PIB), el 43.5% de las exportaciones salvadoreñas y el 75% del presupuesto general de la nación para el ejercicio anual 2001.
Después de este evento natural, los sismógrafos reportan varios cientos de sismos secuelas, los que oscilan entre los 1.8 y 5.3 grados Richter.
Las mediciones nacionales, centroamericanas y estadounidenses del evento natural difieren sensiblemente, porque el Centro de Investigaciones Geotécnicas del país le asigna 5.6 grados Richter y una profundidad focal de 54,2 kilómetros, mientras que el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) le confiere 6.1 grados y 65,2 kilómetros de profundidad hipocentral. Por su parte, el Instituto Nacional Territorial de Nicaragua (INETER) registró el sismo como de 6.0 grados y el Centro de Sismología de América Central (CASC) le otorgó dos décimas menos.
Aunque cundió el pánico, no se reportó daños de gravedad y solo resultó herido un menor de dos años, residente en el departamento de Usulután.
Por todo tu trabajo Felicidades....
ResponderEliminarAquí esta la lista ordenada de forma cronológica, con los terremotos desde los más recientes hasta los más antiguos https://elsalvadoreshermoso.com/terremotos-el-salvador/
ResponderEliminarLo malo que no esta el de 2004?
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